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Barrio Rojo de Amsterdam

Es harto reconocido por su historia, arquitectura, vida cultural pero sobre todo, por resultar uno de los barrios más liberales del mundo. Para muchos es el paraíso de la prostitución, las drogas y la diversidad sexual. El Barrio rojo de Ámsterdam, también conocido como Red Light, es sencillamente un lugar donde sería un pecado no ir.

Sus imágenes son recurrentes cada vez que se habla de Ámsterdam. Las prostitutas se exhiben en vitrinas, como simples adornos de las aceras de los muy estrechos callejones. Las noches de los fines de semana son realmente concurridas, sobre todo por curiosos que buscan el mito hecho realidad. Ello se estimula aún más con el libre y gratuito acceso. La marihuana es lícita y los homosexuales se encuentran en su casa.

Otros servicios de interés en el Barrio Rojo son las sex shops, los burdeles, las tiendas de condones, las cabinas de vídeo, los restaurantes, los hoteles, los cafés y los locales de exhibición. No es extraño que el carácter sexual prime en cada uno de ellos. Siempre anegada de personas está la calle central llamada Warmoestraat; muy cerca de ella está la iglesia Oude Kerk y el Museo Amstelkring, de gran reconocimiento mundial.

escaparate del Barrio Rojo

En busca de la seguridad de prostitutas y visitantes, se prohíbe en este lugar sacar fotos. Es recomendable no transitar con objetos valiosos encima, ya que han proliferado los carteristas, que tienden a actuar sobre grandes grupos distraídos. La prostitución es legal en Holanda desde 1911. Las mujeres del Barrio Rojo alquilan el escaparate en el que trabajan y contribuyen con sus impuestos como cualquier trabajador holandés.

A pesar de que en la década de los años 60 existieron unas 8 mil prostitutas en activo, esta tendencia se ha invertido en los últimos años, ya que el ayuntamiento de la ciudad tuvo que cerrar varios prostíbulos, pues sus dueños estaban procesados por prácticas de blanqueo de dinero. En su lugar, hoy existen talleres para jóvenes diseñadores, los que han sido estimulados por el Red Light Fashion Festival, donde se pueden ver las creaciones de estos jóvenes talentos. Aunque puede parecer un barrio nada turístico, resulta uno de los principales atractivos para algunos visitantes junto con otros como el museo Heineken Experience.